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jueves, 30 de septiembre de 2010

SIN LUZ

SIN LUZ
.de Maria Constanza Cantua, el El jueves, 30 de septiembre de 2010 a las 2:19.Sin Luz


SIN LUZ

Cuando era chica, cuando íbamos con mis padres al campo, en la carretera fantaseaba con que las luces del auto se fueran a apagar súbitamente.
Súbitamente nos iba iluminar la luz de la luna, si es que se presentaba justo esa noche.
Me daba miedo.
Me daba al mismo tiempo sensación de unidad.
Me acuerdo de pedirle a mi padre apagar las luces por un momento.
Me hacía el gusto siempre.
Y era audaz, íbamos un largo trecho sin luces.
Sobre todo, en el camino vecinal que nos llevaba al campo.
12 kilómetros.
12 kilómetros que los dibujaba con los ojos cerrados.
Cada curva
Cada cañada
Cada sensación más oscura, porque sabía la proximidad de un bosque frondoso de eucaliptos a la vera del camino. SIN LUZ
A la altura de la “tapera”,…ah, ése era mi lugar favorito.
La tapera venia antes de una gran bajada, un sendero derecho después, una cañada salvaje, enseguida la subida y a la izquierda. solita, con algunos árboles maltrechos alrededor, la tapera. SIN LUZ
Todo lo inofensiva que tenia de día, todo lo tenia de fantasmal a la noche.
SIN LUZ.
En aquellos años la casa del campo, no tenía luz.
No llegaban los postes hasta esa altura.
Vivíamos con faroles a gas, a mantilla y velas.
Llegábamos a la tranquera principal, y mis hermanos y yo nos peleábamos para no bajarnos del auto y abrirla.
Aunque mi padre iluminaba la entrada, el auto, tendría que pasar después y, el elegido quedaría, SIN LUZ.
Nos tocó a todos hacerlo pero haciendo honor a la verdad, el que mas se bajó fue mi hermano, después mi hermana y la que menos lo hizo, fui yo.
Cuando me tocaba hacerlo a mi, me parecía que el auto transitaba en cámara lenta, nunca terminaba de pasar.
SIN LUZ, adivinaba el poste y la argolla que tenía que encastrar y lo cerraba pero rompiéndome varias veces la mano en mi desesperada carrera de volver al auto.
Igualmente me gustaba.
Esas dualidades que tiene uno.
Miedo, adrenalina, sensación de vacío casi y,  a la vez unidad.
Volver al auto, era el premio mas exquisito. Ahí no había miedo.
Era unidad.
La casa es grande.
SIN LUZ, aun más grande.
Mala suerte.
Mi cuarto quedaba al final de la casa.
Mas mala suerte.
Probé creo que una vez ir SIN LUZ, media vuelta y a pedir compañía!
Una vela no era seguridad de nada, luz por un lado, SIN LUZ por el otro.
Sombras raras dibujadas en las paredes de los corredores.
No había forma, tenia que ir y no podía pedir un solidario cada vez que iba.
Hacia tripas corazón.
Iba, y volvía volando,…volar que me dejaba SIN LUZ.
Volaba a la vida, a la sala de estar con la estufa a leña,
poderosa,
llena de luz,
a la luz, sabiéndome rodeada de oscuridad, SIN LUZ.
Volvía a la unidad, a mis hermanos y padres.
Es de las sensaciones placenteras de mi niñez, la SIN LUZ.
Tengo mellizos.
Uno, heredó mi querer antiguo de sensaciones SIN LUZ.
Por diferentes motivos, mis hijos y yo hemos andado mucho por carreteas.
Tenemos unos cuantos kilómetros rodados, no se por qué.
Pero así es.
Hace unos años, en un viaje nocturno con mis hijos, uno de ellos me dijo...
Mami, viste la oscuridad del campo?
No te da miedo?
Querés apagar las luces?
Querés probar SIN LUZ?
A lo que le conteste a todo que si.
Me dio una sensación rara
Atávica
Entre sorprendida por mi mismo exacto pedido cuando era chica
El mandato genético.
Y las ganas solas, sin genes en el medio, de algunos aún: la SIN LUZ.
“SIN LUZ, como los hombres de las cavernas”, me dijo mi hijo.
Lo mismo que pensaba yo de pequeña, pensé.
Se me dibujó una sonrisa en la cara en aquél entonces y, ahora cuando lo escribo.
A mi hijo le dije que si, que tenia miedo.
El supo instantáneamente que no.
Instantáneamente las apagué.
Fueron unos segundos.
Derramo su luz la luna, la sin luz.
Fui su heroína por unos instantes.
Lo que me salio decirle después fue, no tengas miedo.
Solo no hay luz
Mamá está contigo y yo no tengo miedo.
Nada te pasará, si yo no tengo miedo.
La unidad.
Era la misma sensación, emoción que sentía cada vez que mi padre manejaba unos metros sin luz.
No tenía miedo, él no tenía miedo, había unidad.

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