ECTO-ENDO-MESODERMO
de Maria Constanza Cantua, el Martes, 26 de julio de 2011 a las 0:58
ECTO-MESO-ENDODERMO.
Miro una foto de mis hijos.
Una foto que deseaba sacar hace mucho.
Las caras juntas,
las sonrisas pegadas, fundidas.
Las comisuras de ambas bocas
dibujando un y solo un gesto complacido.
El ectodermo, mesodermo, endodermo de dos principios.
Dos en irrupción sacra,
dos en cuatro semanas originarias,
que en una pantalla blanca y negra
titilaban uno y otro, otro y uno,
locos de vida infinitesimal.
Destellos, pulsaciones y generaciones celulares
en velocidad sideral.
No puedo dejar de pensar en otra cosa
al ver las mímicas juntas de amor
de dos niños tan sutiles, etéreos y alados.
Anidaron en la matriz,
luchando por anclarse en mi cáliz.
Dos embriones amigos y unívocos dándose calor.
La fábrica abrigandolos, horneándolos,
conjuntando dermis y órganos,
en separaciones y uniones embrionarias.
Estadios dérmicos en nueve lunas,
y en casi 17 años de desarrollo y crecimiento,
de tanto en tanto mirarlos en separado pero en conjunto,
me lleva en viaje fecundo,
a la fértil capa interna que los alojó.
Una a una, célula a célula forjando dos seres.
Cuatro ojos, cuatro brazos, cuatro piernas,
dos cabezas, dos hígados,
dos corazones bombeantes
desde que la alabarda casi al unísono,
el dique de la burbuja rompió.
No puedo dejar de pensar en eso cuando veo la foto.
Mi creación que no es mía.
Mi manufactura que no es mía.
Mis hijos que no son míos.
Mis seis ecto-meso-endo germinales que no son míos.
Son estos seres luminosos
que me regalan sin rezarla,
alegrías, apoyo, risas, emociónes, madurez y belleza de sus almas.
Ánimas que traccionan desde el día uno.
Almas que elevan mi alma
en tres momentos dérmicos.
Toda esa trama, mudada en este perfecto-imperfecto enredo
que la vida me ofrendó y a los que llamo hijos.
Mis guapos, guapos de verdad.
Tres estratos cada uno.
Tres rituales alquímicos por descubrir.
Tres en dos.
Mis dos, o,…esos dos.
María Constanza Cantúa ®
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