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jueves, 6 de enero de 2011

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Pinta y Flecha

Pinta y Flecha
.de Maria Constanza Cantua, el jueves, 06 de enero de 2011 a las 2:38.Flecha y Pinta



Pinta y Flecha



Nombres simples.
Perros simples.
Recuerdo cuando mi padre los bautizó de esa manera.
A mi me parecieron los peores nombres que podía haber.
Mi imaginario me llevaba a perros legendarios del cine y cómics, perros con supernombres de superperros.
Pinta y Flecha.
El y ella.
Dos simples perros de lomo negro, pelo no muy largo, corbata blanca y malacaras.
Pinta era un poco más grande que Flecha.
Decían allá en el campo que eran Border Collies.
Quizás lo eran.
Quizás no.
Aspecto al menos tenían, es más, eran los perros más bellos que vi.
No solo eran bellos, eran entrañablemente amables, dulces, inteligentes y guapos.
Han pasado decenas de perros por el campo de mis viejos a lo largo de todos estos años.
Muchos de estos años no fui.
Quizás hubo un casal similar a Pinta y Flecha, no lo sé,
quizás pasaron guapos y más guapos en su guapeza, pero no lo sé,
los que recuerdo son a Pinta y a Flecha.
Siempre al lado nuestro,
siempre sentados o echados cerca,
nunca se les notaba la presencia,
no hacian ruido, no emitían sonido

pero los notabas sin notarlos.
Lánguidamente descansaban entre horas de trabajo al sol, revolcados uno sobre el otro.
Parecía que disfrutaban los momentos de ocio como humanos y que disfrutaban las horas de trabajo como perros.

Lógico, raro.
Trabajaban tropeando ganado vacuno y lanar y trabajaban acompañándonos a mis hermanos y a mi en nuestras pequeñas exploraciones.
Siempre atentos, siempre en silencio, entre las sombras, pegados a los talones pero cuando te dabas vuelta a verlos, no estaban.
Eran mágicos,
eran entrañables,
eran atemporales,
eran dos simples perros cargados de algo especial,

especialmente fieles, 
especialmente buenos, 
especialmente fieros cuando debían serlo.
Vivieron lo que el tiempo los dejó,
vivieron mucho,
vivieron solo para una caricia,
vivieron solo para escuchar:” bien Pinta, bien Flecha!” Pinta y Flecha.
Con el tiempo sus nombres me encantaron.
Pinta tenia una pinta blanca en su frente y Flecha era ágil como el viento.
Dos perfectos simples perros.
Una pareja perfecta, sincronizados y armonicos, él para ella, ella para él.
Pinta murió.
Todos lloramos la muerte de Pinta.
Se enterró en un lugar especial, quizás mirando las casas, quizás mirando todo el campo, quizás desde un lugar donde aun nos amaba y vigilaba.
Flecha murió tiempo después,
no mucho después.
Flecha, su fiel compañera murió vieja y cansada sobre la tumba de Pinta.
Algo que aun nos conmueve cuando lo recordamos.
Inverosímil, increíble, pero verdad.
Han pasado tantos años.
Ha pasado tanto pero tanto tiempo y me encuentro ahora contando la vida de estos maravillosos y simples compañeros y me encuentro más de una vez contándoles las hazañas de Flecha y Pinta a mis hijos.
Pinta y Flecha.
Flecha y Pinta.
En la pinta de Pinta lleva la velocidad de la flecha de Flecha.
Hermosos, briosos, llenos de amor y de vida.
Así los recordamos,
así están en nuestra historia.
Juntos en un mismo lugar.
Juraron fidelidad a quienes acompañaron, se juraron fidelidad entre ellos.
Como los quise.



Maria Constanza Cantúa ®

South Side of Heaven de Ryan Bingham and The Dead Horses