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sábado, 4 de diciembre de 2010

Totoras Felinas (El Tigre)

Totoras Felinas (El Tigre)de Maria Constanza Cantua, el Sábado, 04 de diciembre de 2010 a las 15:25
Totoras Felinas (El Tigre)


Totoras Felinas (El Tigre)

En muchas partes del Delta en el Tigre antes del borde de cada isla, muchas veces hay totoras y por millares.
Se yerguen orgullosas, verdes intensísimas y húmedas.
Hay una hora del día especial para ellas.
La última hora de la tarde es en las que éstas adquieren un brillo especial junto con el agua del Tigre manso.
Delta color marrón, tan marrón perfecto y perfecto el contraste con el verde profundo de esa jungla felina.
Las totoras no son indiferentes.
Tienen movimiento armónico, danzan con el agua.
Acompañan al viento.
Acompañan a los continuos cambios de la corriente del río.
Acompañan a las eternas idas y vueltas de las embarcaciones que surcan todos los canales del Tigre.
Para cada elemento tienen un movimiento especial.
Jamás se tumban, pareciera que con un oleaje o vientos intensos fueran a desaparecer pero son perfectas supervivientes.
Tan adecuadas.
Tan bien adaptadas.
Tan acuáticas y soberbias.
Tan llenas de clorofila y humedad.
Esa hora especial de la tarde.
Esa hora de la vuelta.
Esa hora de oleaje violento e incesante para ellas las hace arrancar en un frenético baile.
El brillo del sol golpea el agua marrón felina.
El agua marrón felina baña a las totoras.
Los últimos rayos se despiden de ellas.
El totoral se carga de brillantes.
El sol casi crepuscular ciega y al entrecerrar los ojos se puede ver muchedumbre de totoras en movimiento acompasado, brillando y brillando.
Son totoras brillantes.
Son totoras con miles de diamantes pegados.
Son totoras que despiden al viento, al oleaje, al sol con su último resplandor.
De ellas emana luz, una luz mágica y felina, la luz de las totoras del Tigre manso.
Se me da por pensar que esta misma danza mágica y brillosa se produce todos los días de los días en el totoral.
Un milagro pequeño de una naturaleza grandiosa.
Brillo en el Totoral, verdaderamente divino de contemplar.

 María Constanza Cantúa ®



It is a kind of Magic de Queen

Una Piedra

Una Piedra
.de Maria Constanza Cantua, el Sábado, 04 de diciembre de 2010 a las 11:18.
Una Piedra,



Una Piedra

Una simple piedra.
Una simple piedra de seis o siete centímetros, nada más que eso.
Color beige, algo de blanco, nada especial.
Ni forma, ni tamaño ni color especial
Una simple piedra.
Proveniente de una cañada de los tiempos.
Proveniente del fondo.
La vi fulgurar, la buceé en lo musgoso, en el humus quieto.
El mismo ya se tornaba inquieto y amenazaba con taparla en mi intento de rescatarla, rescatarla?

Casi la pierdo.

En el trayecto de lo mas profundo a la superficie se fue lavando hasta emerger en una simple piedra.
Algo no la tornó en tan simple.
La sostuve tanto tiempo.
La admiré tanto tiempo.
La miré fascinada casi como si hubiese encontrado una piedra preciosa en un lago africano recóndito y lejano.
Tenía el agua a la altura del pecho y al caminar hacia la orilla, llevaba mi brazo en alto con mi trofeo.
Al sentarme al sol y observarla, vi cada veta de color, cada grieta, cada fisura.
Imaginé todo.
Imaginé su origen.
Imaginé desde que estómago de la tierra provenía.
Imaginé un tamaño primigenio enorme.
Imaginé que en el momento que vio la luz, allá en los comienzos de los tiempos, cuantos miles de kilómetros habría recorrido y en su rodar y caer, rodar y caer en lo pequeña que se había convertido.
Imaginé cuánto calor del sol la dilató, cuanto el frío del invierno y la cañada la contrajeron.
Cuanta historia de infinitos e ínfimos movimientos moleculares.
Cuanta vida le encontré a una pequeña piedra proveniente del fondo de una cañada.
Debiera haberla devuelto al agua, por algo estaba ahí.
Preservar su secularia, milenaria soledad y quietud.
Mi egoísmo fue más fuerte y la guardé en el lugar mas seguro de mi bolso.
Quizás a ella no le guste el destino que tiene.
Ahora me acompaña en mi soledad.
Ella me acompaña y yo a ella en soledad escribiendo esta nota sobre ella.
Va a tener, ya tiene un lugar en mi repisa, en mi escritorio.
Lugar donde paso mucho tiempo, lugar desde donde la contemplo varias veces al día.
Esta piedra es de una cañada.
De una cañada muy conocida por mí.
De batallas acuáticas con mis hermanos antes.
Con mis sobrinos y mis hijos ahora.
Quizás siempre estuvo ahí.
Quizás la fuerza de la corriente nunca la movió, o quizás algún día iba a seguir su viaje.
No lo sé, como saberlo.
Nadie se percató de mi pequeño gran robo.
Sentí como si me llevara un pedacito del Coliseo Romano o del Partenón.
Acá está.
Acá esta conmigo ahora.
Como un recuerdo.
Como un adorno.
Como parte de mi historia.
Como parte de la historia de las rocas y piedras de este planeta.
La miro antes de escribir estas últimas palabras.
La contemplo.
Ella me brinda nada menos que Fuerza Pétrea.
Divino pedazo de mi recuerdo y de esta tierra en mi repisa.

María Constanza Cantúa ®




Wind beneath my wings de Israel Kamakawiwo