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martes, 17 de enero de 2012

Petiso colorado   de Connie Cantúa 15 de enero de 2012



Aquel petiso tan guapo,
aquel que vivió tantos años
y murió en el campo que lo vio nacer.

A aquel petiso colorado de cabos negros,
nunca lo monté.
Creo,… le tenía miedo
por rápido.
El único guapo que lo hacia,
era mi hermano.

Era Aquiles, tan Aquiles
pero el de los cascos ligeros,
que un día, una penca corrió

Loco, loco por correr,
pateaba y relinchaba
en el lugar,
desconvenido
de la corneta de largada.

Largaron,..
a lo lejos lo veía
como al hijo del viento,
a galopé tendido,
el lomo curvo,
y sus patas invisibles
de tanta velocidad.

El jinete, gauchito,
flaquito y borracho,
se venia cayendo
en el medio del fragor
de la carrera.
Recuerdo las cadenas con un candado
alrededor de la cintura del jinete
para dar con el peso.
Recuerdo también,
el fulgor del sol
pegando fuerte contra
las mismas.

Nada lo frenaba al más rápido
que yo vi.
Galopó a morir sin que le roce un
fustazo en el anca
y sin darse cuenta
que llevaba al jinete colgando hasta la meta.
Cruzó, cruzó!
Nunca frenó, no frenaba.
Allá a las cansadas.
lo detuvieron entre dos.
Las venas hinchadas
Los ollares como una locomotora
Estaba para más…

Nunca más corrió una penca.
Simplemente volvió al campo.
Nunca nadie más lo montó.
Solo lo veíamos al llegar.
Por ahí andaba él
Siendo leyenda...,
Y lo fué.

María Constanza Cantúa ®




Por una cabeza, Carlos Gardel

100 Lobos

100 Lobos         15 de enero de 2012 de Connie Cantúa


Cien lobos corren,
galopan furiosos en manada.
Bosque oscuro, cenagoso.
Corro y corren a la par,
no van tras de mi
van a la par.
Acelero, aceleran…
Freno, frenan…
Veo las fauces abiertas,
el vapor infernal 
emanando de sus lomos,

Paro, los miro, me miran.
Doscientos rubíes incandescentes
fijan al unísono una mira láser,
quema el centro mismo
de mi aurícula izquierda.
La sangre se hace espesa,
el aire denso, irrespirable,
los pulmones colapsan.
Arreglate con esto que tenés
más que ésto, no tenés.

Ochenta lobos corren,
galopan furiosos en manada.
Bosque oscuro, cenagoso.
La adrenalina golpea mis arterias.
Ya no hay más sistemas
de alarma en mi organismo.

A la par, siempre a la par.
la manada quieta y entera
levanta los hocicos,
olfatean el miedo.

Uno se aparta,
oscuro,
lóbrego,
sus ojos/brasa me eligen,
soy su presa.
Corro desesperadamente.
Me muerde,
mandíbulas batientes
lanzadas al aire rozan
mi espalda.
Sesenta lobos corren,
cincuenta lobos corren,
cuarenta lobos corren,
treinta,
veinte,
diez,
uno,

Uno solo corre a la par,
ya no hay más que uno.
Solo me queda uno,
uno solo y la loca hormona
menguará,
la sangre se alivianará,
los pulmones se henchirán.

Con algo de suerte,
recomenzaré este ciclo
con un compás de espera.
Pequeño el compás
pero me seguirán Cien,
como me siguieron siempre.
Siempre es siempre
y a la par.
Yo soy loba.

María Constanza Cantúa ®





Bersuit Vergarabat, El tiempo no para.